Reacciones habituales
Aunque cada uno reaccionamos de modo distinto a situaciones estresantes, una epidemia infecciosa como la que padecemos implica el distanciamiento social, la cuarentena y el aislamiento, por lo que las personas pueden experimentar ANSIEDAD, PREOCUPACIÒN O MIEDO con relación a:
- Su propio estado de salud.
- El estado de la salud de otros a los que usted haya podido contagiar.
- La preocupación de que sus familiares y amigos tengan que hacer cuarentena como consecuencia de haber estado en contacto con usted.
- La experiencia de estar en autoobservación u observado por otros por síntomas y signos de haber contraído la infección.
- El tiempo que está restando a su trabajo por este proceso, con la consecuente pérdida de ingresos y de seguridad en el puesto de trabajo.
- La necesidad de tener que prever el abastecimiento de alimentos y cuidados médicos.
- La exigencia de atender a sus menores y familiares a cargo.
- La incertidumbre o frustración sobre cuanto tiempo durará esta situación.
- La soledad asociada con el sentimiento de haber sido excluido del mundo y de sus seres queridos.
- El malestar o rabia si piensa que ha sido contagiado por la negligencia de “otros”.
- La preocupación de ser posible vector y contagiar a otros, incluyendo a personas cercanas.
- El aburrimiento y frustración de no estar conectado a la rutina habitual de su vida.
- El mayor deseo de beber alcohol o consumir sustancias de abuso para afrontar esta situación.
- La aparición de síntomas depresivos como desesperanza, irritabilidad, cambios en el apetito o alteraciones del sueño.
Si tú o una persona cercana ha experimentado alguna de estas reacciones durante más de quince días, llama a su centro de salud más cercano para valorar si precisa una atención especializada. También puedes llamar al Consejo Ciudadano de la Ciudad de México 1 800 5533 000 (nacional) / 55335533 (teléfono Ciudad de México) 55 55335533 (Whatsapp) / *5533. (mensaje de texto).
Consejos para afrontar el distanciamiento social, la cuarentena y el aislamiento
Debe tener siempre presente el riesgo que te puedes causar a ti o a las demás personas en su entorno si no sigues el aislamiento indicado. Mientras estés en casa, sigue los siguientes recomendaciones:
- Mantente al día sobre lo que está ocurriendo, pero limita tu exposición a los medios de comunicación. Evita mirar o escuchar continuamente las noticias puesto que esto incrementará tu ansiedad y preocupación. No olvides que los niños y niñas son muy sensibles a lo que oyen y ven en televisión. Habla con ellos del tema sin ocultar información, pero adaptándola a su edad y nivel de comprensión.
- Acude a fuentes fiables de información sobre el brote epidémico. Las redes sociales están llenas de falsedades y bulos que lo único que conseguirán es confundirle y generar desconcierto y ansiedad.

Utiliza medios prácticos para relajarte
Relaja tu cuerpo de manera constante con técnicas de respiración profunda, meditación, relajación muscular o participa de actividades que te diviertan.
Haz ejercicio en casa, puede ayudar a que te mantengas en forma y disminuir la tensión. Recuerda que internet ofrece un sinfín de recursos para aprender y practicar muchas de estas estrategias
- Intenta hacer cosas que habitualmente te resulten entretenidas.
- Habla con sus personas cercanas de tu confinamiento si eso te alivia.
- Mantenga buen ánimo y considere que este aislamiento le puede resultar provechoso. Aún así, sepa que encontrarse triste, con ansiedad y preocupación entra dentro de lo esperable para esta situación. Acepte lo que siente y haga lo posible por manejarlo.
Recuerda que después de haber experimentado una cuarentena o un largo periodo en casa con el aislamiento que conlleva, puedes tener emociones encontradas incluso una sensación de alivio. Si estuviste en aislamiento debido a que diste positivo en COVID-19, puedes sentirte triste o con angustia, o incluso con culpa por los miedos que se generaron a sus seres queridos y a tu entorno de contagiarles la enfermedad, incluso una vez que se determinó que ya no era contagioso. El mejor modo de terminar con esos temores es aprender sobre la enfermedad y sobre sus riesgos y compartirlo con esas personas cercanas. Si alguna de esas personas sufrió gran estrés y tuvo problemas para dormir, comió en exceso o no comió, tuvo dificultades para funcionar normalmente en su vida diaria, anímala a solicitar ayuda.
FUENTE: Sociedad Española de Psiquatría, 2020.

